martes, 24 de enero de 2012

GÉNESIS DEL DILUVIO. Augusto Hoyos. Libro póstumo. Popayán, 2011.

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GÉNESIS DEL DILUVIO 
 Libro póstumo.

Selección y Prólogo: Wolfang Räzt ( Wolf Ratz )
BIBLIOTECA CENTENARIO, Gobernación del Cauca
Popayán, Finales de 2011.
Ilustración de la carátula: Ilusiones, Óleo 2004. Maestro Jorge Hernán Benítez
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Foto y reseña biográfica en la solapa. 

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FORMATO: 13.8 x 21 x 0.9 cms. 141 páginas. 
 Selección y Prólogo: Wolfgang Ratz
Motivo de Carátula: Ilusiones (2.004) Jorge Hernán Benítez
Diseño de Carátula: Antonio María Alarcón
Promotores: Phánor Terán y Marco Antonio Valencia
Impresión: Imprenta Departamental, Cauca, 2.011, diciembre
Colección: Biblioteca del bicentenario
Patrocinador: Gobernación del Departamento del Cauca.
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Nota (página 14 del libro) : esta selección contiene el poemario “Génesis del Diluvio”, cuya edición el poeta estaba preparando durante los últimos años, además de poemas inéditos de todas las fases de su vida y 19 poemas de su primer libro “Monólogo de un Dios triste” . En la recopilación y transcripción de los textos inéditos de Augusto Hoyos fue imprescindible la colaboración de su esposa Clara y su hija Nataly.
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Posible lanzamiento en Cali para el 16 de Marzo de 2o12.
Se informarán detalles.
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AUGUSTO HOYOS ( Popayán, Sept. 18, 1943 - Cali, Dic. 2, 2010) 
El poeta Augusto Hoyos, foto en la edición de "Mónologo de un Dios triste", Altazor 1982, y en el estadero "La Colina" en San Antonio, 6 de Julio de 2010 . Fotografía Ana Máría Gómez para NTC ... .https://picasaweb.google.com/ntcgra/AUGUSTOHOYOSPopayan1943CaliDiciembre22010PoetaHomenajeYMemoria#
Fuente: http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2011_02_13_archive.html
http://ntcpoesia.blogspot.com/2010_12_02_archive.html
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PRÓLOGO

Por Wolfgang Ratz, 2011

MENSAJE Y LENGUAJE EN LA OBRA DE AUGUSTO HOYOS
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Con Augusto Hoyos (1943-2010) se da el caso de un poeta quien -sobre todo en la segunda mitad de su vida activa- guardó una extraña distancia del mundo literario. Siempre escéptico no quiso pertenecer ni aparecer y lo logró de forma tan contundente que hoy es un poeta “desaparecido” en su propia tierra, mientras que los iniciados que aún conservan ejemplares de su poemario fundamental “Monólogo de un Dios triste” y de alguna que otra revista igualmente desaparecida, se muestran tercamente convencidos de que el 2 de diciembre de 2010 enmudeció una voz profunda e inconfundible de las letras colombianas y de la poesía mundial.

Hay algo hipnótico en la melodía y el ritmo de sus poemas, no del todo “cantábiles”. Algo como un “bajo continuo” que le da fuerza y gravedad a su voz. En su tono descubrimos ecos de los salmos, de mitos y epopeyas, de los místicos. Al mismo tiempo Augusto Hoyos tenía el don del lenguaje escueto y preciso, brechtiano en el mejor de los sentidos, lo que se aprecia no solamente en sus escritos aforísticos. Tanto en los poemas reunidos en “Monólogo de un Dios triste”, como en los textos más recientes, hallamos el contraste entre la plenitud y la reducción ascética, que es una fuente de energía, un motor importante de su obra. Nos topamos con contrastes de color y tono entre uno y otro texto, pero también dentro de los poemas mismos. A veces el poeta parece guiñarnos un ojo desmintiendo la esencia trágica con giros coloquiales y una fuerte dosis de humor negro.

Pero no nos equivoquemos: Lo absurdo de la existencia siempre está presente, como lo están la aceptación y hasta la celebración de la derrota. Sin embargo tal resignación no puede ser interpretada como aceptación del mundo exterior y sus estructuras de explotación, alienación y deshumanización, sino como expresión de la inconformidad que no necesariamente se viste de boina y camuflaje. “El hombre es el lobo del hombre” según Hobbes y lo sigue siendo, aún cuando intenta superar su estado natural, creando Estados y políticas del color que sean. La impotencia del ser humano para crear un mundo más humano es, seguramente el trasfondo de la melancolía que impregna estos versos. Su mirada penetrante revela las paradojas y los contrasentidos de nuestra existencia. Por ello en el universo desolador descrito por el poeta, con sus dioses tristes e impotentes (creados a semejanza del hombre) y el ocaso de los valores establecidos, al hombre no le queda sino buscar su verdad individual.

Kafka no está lejos, ni lo están otros filósofos-poetas o poetas-filósofos, como Kierkegaard, Dostoievski, Nietzsche, o el Sísifo de Camus, aunque Augusto Hoyos no haya compartido todas sus conclusiones. Y tampoco es casual que durante su vida entera haya adjudicado la mayor importancia a las enseñanzas de Krishnamurti, igualmente reacio a las ideologías, de quien recordamos la frase célebre: “La verdad es una tierra sin senderos a la cual resulta imposible aproximarse mediante ninguna religión, filosofía o secta convencional.”  

Hablando del lenguaje de Augusto Hoyos mencioné a Brecht para caracterizar su don de la palabra precisa, la renuncia a las redundancias tan caras a muchos poetas latinoamericanos. En lo político, sin embargo, su actitud tal como se refleja en su poesía, inevitablemente es muy distinta. Quien desconfía de todos los sistemas es incapaz de poner el verbo al servicio de una bandera, de una lucha, por muy merecedora que sea. Su escepticismo le permite “derrocar” (y llorar) a Dios y a los dioses heredados, mas no le permite inventar y entronizar nuevas divinidades, ya sean celestes o terrenales. Sin embargo, y es importante subrayarlo, nunca fue un poeta nihilista. Nada más lejos de su pensamiento que la negación de los ideales humanistas y krishnamurtianos (que no implican contradicción pues son complementarios o caras de la misma moneda).

Detrás de su visión sombría del hombre y de las instituciones creadas por él, siempre se vislumbra el dolor y la compasión. Su sarcasmo es el escudo de los débiles y los desesperados y no debe ser confundido con una ironía arrogante y omnisciente. En sus poemas comparte con nosotros su soledad que es -y no es- nuestra soledad, su marginalidad consciente y heroica ante una humanidad suicida, y finalmente: su eterna conversación a tres voces con Eros y Tánatos (dios de la muerte no violenta, de toque suave, pero no por ello menos fatal). En estos temas se concentra, arrancándoles cada vez nuevas facetas sorprendentes. Otros temas, pocos. Cuando hay paisajes generalmente son interiores, metafóricos. La gran ciudad a la que los literatos del siglo XX tanto le deben y que él también recorría y absorbía durante toda su vida, aparece escasamente en sus textos. Cuando habla (curiosamente) de “las Avenidas de la Sexta”, es una de las poquísimas menciones de lugares geográficos exactos, además que en este caso utiliza el plural para diluir la precisión o para insertar una avenida emblemática de Cali en un contexto generalizado. No obstante, en muchos poemas se respira un ambiente tenso, de amenazas oscuras (“una noche de metal”) que hacen pensar en una urbe moderna, caótica, de seres marginalizados y violados.

Donde confluyeron la confusión del hombre contemporáneo ante el mundo creado por él o sus semejantes, y la fascinación por los laberintos interiores de su mente, nació el surrealismo. Que la biblioteca del poeta haya contenido obras de Breton, Rimbaud y García Lorca apenas da testimonio de su amplia lectura que también incluía -por supuesto- a Kafka, a Camus y la Biblia, pero también a Hemingway, Capote y Kipling. Sin embargo, al leer el “Monólogo de un Dios triste” y su segundo poemario “Génesis del diluvio” que constituye la primera mitad de ésta antología, es inevitable reconocer su obsesión con los lugares no cartografiados de la mente. Sus herramientas para explorar estos reinos son distintos a la escritura automática de Breton o la metafórica irracionalista de un Aleixandre. Se podría decir que Hoyos se dedicó a una investigación consciente del inconsciente.

También es justo hacer hincapié en que nuestro poeta despertó a la poesía en un mundo literario donde acababa de hacer un profundo impacto el Nadaísmo, movimiento heterodoxo y colombianísimo, rebelión irreverente contra las tradiciones académicas y religiosas. Aunque apenas contaba 15 años cuando se publicó el Manifiesto Nadaísta firmado por “gonzaloarango”, durante mucho tiempo giraba alrededor de esta corriente contradictoria sin pertenecer oficialmente a ella, y cultivaba la amistad con Alfredo Sánchez y otros nadaístas caleños. Esta fusión de existencialismo y surrealismo, que pretendía sustituir las tradiciones huecas y desprestigiadas por una “ética de la derrota”, encontró un eco original en su escritura.
 
Releyendo sus poemas más recientes intuyo que en sus últimos años llegó a una visión menos pesimista de la vida. En esos textos el apocalipsis se convierte en un nuevo comienzo. El océano es símbolo de vida y reencarnación cuando el poeta dice: “así el final era un principio en ese Mar que rodeaba la Tierra”. El círculo del agua le ofrece la imagen perfecta de la transición desde la “Individualidad” de la gota de agua hasta su disolución en el “Todo” de ríos, lagos y mares, donde sin embargo se conserva su esencia para luego transformarse en vapor de agua, neblina, nubes y nuevas gotas de lluvia. Quizás está visión cíclica de una esencia vital imperecedera haya contribuido al tono sereno y profético de poemas como “El lenguaje del mar” y “La promesa” donde afirma: “Hay una tierra prometida / que no existe todavía”.  

Al comienzo de este acercamiento a la obra lírica de Augusto Hoyos mencioné su agudo sentido de humor. En las palabras de Nietzsche ”el hombre sufre tan profundamente que ha debido inventar la risa”. El humor es una forma de dar cuenta de la realidad y negarla en el mismo acto. Es por tanto un procedimiento esencialmente catártico. Pero la risa es, también, un acto subversivo porque se escapa al dualismo convencional del bien y del mal. Irreverente ante su propio destino, el burlador nos convierte en testigos de su catarsis y en cómplices de su subversión.

Ante los ires y venires de los “booms” de la literatura queda difícil hacer pronósticos. Sin embargo me atrevo a afirmar que la escritura de Augusto Hoyos, que naturalmente se nutrió de su tiempo y de las inquietudes de su generación, tiene un fuerte componente intemporal, gracias al cual sus versos podrán ser y serán leídos en el futuro como expresiones de suma actualidad y no como meros testimonios literarios de un tiempo pasado, acaso teñidos de una pátina nostálgica.  


Wolfgang Ratz, 2011
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LANZAMIENTO EN POPAYÁN
Diciembre 2011
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El Gobernador Guillermo Alberto González  interviene. 
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NTC ... Complementaciones
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Phánor Terán y WOLFGANG Ratz
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OTROS ENLACES:
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AUGUSTO HOYOS, PEQUEÑO DIOS FILÓSOFO Y POETA
AUGUSTO HOYOS. Popayán, 1943 - Cali, Diciembre 2, 2010.
HOMENAJE Y MEMORIA.
El Fundador y Director de Plenilunio inició el evento con un significativo HOMENAJE y MEMORIA al Poeta AUGUSTO HOYOS, leyó su poema "Monólogo de un dios triste"y recordó que PLENILUNIO en su Encuentro No. 60 * del 4 de Abril de 2009 y en laRevista No. 28 (abril 2009), dedicada a él, le rindió homenaje al poeta y lo invitó a participar y a leer sus poemas. En esa ocasión el poeta y ensayista Leopoldo de Quevedo y Monroy presentó el ensayo escrito* por él, titulado "AUGUSTO HOYOS, pequeño dios filósofo" el cual fue leído, en esa ocasión, por la periodista y Comunicadora Carolina Quevedo Castro, hija del ensayista ( ver y oir video**)
* Detalles del evento, texto del ensayo y Poemas de Augusto, ver:

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http://plenilunio-grupo.blogspot.com/2009/04/encunetro-no-60.html Sábado 4 de abril de 2009
** Video:
 http://www.youtube.com/watch?v=Rdu3-tyU-7U.


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Publica y difunde: NTC …Nos Topamos Con 
De navegaciones-e en nuestro "potrillo a vela" ( 1 ),
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